El rol del profesor comienza por el acercamiento que tiene con el estudiante, por la forma en que se acerca y convive con el aprendiz. Esto lo vemos desde el jardín de niños, en que se les da instrucciones y después se les guía para corroborar que han comprendido las instrucciones y que pueden ejecutar la tarea.
Pero conforme el estudiante va creciendo y madurando, busca cierta independencia y procura emanciparse del acompañamiento docente, se vuelve retador y confrontativo, en busca de su propia verdad. Aun en este momento, el educador consciente es capaz de acompañar al estudiante en el difícil proceso de la búsqueda de sí mismo y de la emancipación.
Y más tarde, el proceso de Enseñanza-Aprendizaje se vuelve mucho más compartido. El que enseña, si está dispuesto a abrirse y a escuchar las ideas del estudiante que ha pasado el proceso de búsqueda de sí mismo, será capaz de comprender más allá del estudiante y de guiarlo por el camino no solamente de la academia, sino de la vida en sí misma.
Y si el que aprende está dispuesto a recibir, será capaz de asimilar la sabiduría proveniente de la experiencia propia del educador y avanzar en el camino de su propia formación humana.
Si alguna de las dos partes (educando/educador) se cierra a la experiencia del compartir el proceso, de hablar y de escuchar, independientemente del tema, entonces el proceso de enseñanza-aprendizaje comienza a presentar fallas.
En este sentido y a título muy personal, agradezco el acompañamiento de la Dra. Doris Castellanos Simons, quien me inició en el proceso de la investigación educativa, de la cual quedé enamorado. No tengo duda que, en gran parte, este amor por lo que hago es heredado de la pasión, la dedicación y entrega con que vi trabajar y enseñar a la Dra. Doris al respecto de la educación en general y de la investigación en específico
Y también de forma muy especial, mi agradecimiento personal a la Dra. Iris Xóchitl Galicia Moyeda, a quien conocí hace más o menos 10 años, cuando en mis últimos semestres de licenciatura me recibió y me enseñó, sin siquiera estar inscrito en una materia, de forma desinteresada y muy amable, al respecto de la relación entre la música y el lenguaje, que actualmente estoy explorando.
Y desde ese momento, en que perdido viajaba un par de horas para llegar a la FES Iztacala, hasta el día de hoy, la Dra. ha estado presente en mi formación académica y humana como un modelo a seguir. De esa manera justa en que se lleva un proceso de enseñanza-aprendizaje: acompañando.
No queda más que agregar que si tú, lector, has tenido a alguien en tu vida académica/personal que haya sido capaz de acompañar tu proceso, siempre vale la pena extender un sincero agradecimiento a manera de Reconocimiento.
¡Gracias a todos los que se esfuerzan por acompañar el proceso educativo!